1. La Economía de Comunión (EdC) es un
movimiento en el que participan empresarios, empresas, asociaciones e
instituciones económicas, así como trabajadores, directivos, consumidores,
ahorradores, estudiosos, operadores económicos, pobres, ciudadanos y familias.
Nació de Chiara Lubich en mayo de 1991 en Sao Paulo (Brasil). Tiene
como finalidad contribuir, a la luz del Carisma de la Unidad, a dar
vida a empresas fraternalesque sientan como misión suya erradicar la
miseria y la injusticia social, contribuyendo a edificar un sistema económico y
una sociedad humana de comunión, a imitación de la primera comunidad cristiana
de Jerusalén, donde “entre ellos no había ningún necesitado” (Hch
4,32-34).
2. La EdC es una realidad única
y mundial, coordinada por una Comisión Central y por Comisiones Locales,
vinculadas a la Comisión Central en base al principio de subsidiariedad.
3. Quienes se
adhieran a la EdC, a cualquier nivel, se comprometen a vivir a la
luz del carisma de la unidad los valores y la cultura de la comunión,
personalmente y dentro de las organizaciones en las que operen, haciéndose sus
animadores y promotores. En particular se comprometen, con las ideas y con la
acción, para que la cultura de la comunión, del dar y de la reciprocidad
penetre cada vez más en el mundo de la economía y lo impregne a todos los
niveles.
4. La columna vertebral de la
EdC está formada por empresas u organizaciones productivas con
distintas formas jurídicas, incluso no lucrativas (non-profit, empresas
sociales y civiles, cooperativas, asociaciones..), que deciden llevar a
la práctica la cultura y los valores de la EdC.
5. Las empresas de la EdC se
comprometen a generar riqueza y a crear puestos de trabajo con
creatividad e innovación, así como a compartir sus ganancias para los fines del
Proyecto EdC, incluso más allá del ámbito de sus portadores de interés
normales.
6. En base a la inspiración originaria, la
EdC da vida a parques empresariales (llamados Polos), primordialmente
en las Ciudadelas del Movimiento de los Focolares, en las que se integran. Estos
parques empresariales, signos del testimonio y concreción del proyecto, son un componente
esencial de la EdC y completan el proyecto en una determinada región
y/o país.
7. La solicitud de adhesión a
la EdC de personas y/o instituciones hay que dirigirla a la
comisión local, quien la concede siempre que se cumplan los siguientes requisitos:
·
(a) un compromiso serio por
parte del empresario o empresarios de iniciar un camino de comunión con
la comisión local y con todo el movimiento de la EdC a nivel local e
internacional, no sólo como persona sino, en caso de ser empresario, como
representante de la comunidad empresarial;
·
(b) compartir los objetivos del
proyecto y los fines del Carisma de la Unidad del que la EdC es
expresión;
·
(c) estar abierto a destinar
las ganancias de la empresa, en caso de obtenerse, a los tres fines
del proyecto, que son: (1) ayuda concreta a los necesitados, (2) formación
de “hombres nuevos”, (3) desarrollo de la empresa y/o retribución a los
socios;
·
(d) dirigir la empresa inspirándose en
la fraternidad, de acuerdo con el documento “líneas para
dirigir una empresa de la EdC”;
·
(e) entender y vivir la
relación con las personas en situación de necesidad en un plano de sustancial
dignidad, respeto, igualdad, reciprocidad y comunión;
·
(f) concebir la propia empresa y/o
actividad como un lugar y un instrumento para reducir la indigencia,
la miseria y la injusticia, tanto en el contexto local como global.
8. La EdC también da vida a un
movimiento de pensamientos e ideas, en auténtico diálogo con la cultura
contemporánea y con la economía civil, solidaria y social a nivel local e
internacional.
9. La EdC coopera con
las iniciativas de distintas Iglesias, religiones y
de la sociedad civil y política, de las que se siente expresión
vital e instrumento de unidad.
10. La EdC contribuye a que
“todos sean uno” (Jn, 17,21).
No hay comentarios:
Publicar un comentario